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viernes, 25 de junio de 2010

La Séptima Señal

Por Brad Hunter

La siguiente Profecia Hopi  fue primero publicada en un manuscrito mimeografiado que circuló entre varias iglesias Metodistas y presbiterianas en 1959. Algunas de las profecías fueron publicadas en 1963 por Frank Waters en El Libro de los Hopi (The Book of the Hopi). La cuenta comienza describiendo cómo, mientras conducían a lo largo de la autopista del desierto un día caluroso en el verano de 1958, un ministro llamado David Young se detuvo para ofrecerle a un anciano Hopi llevarlo, quien aceptó con un cabeceo.

Después de ir en silencio durante varios minutos, el anciano nativo dijo:

Soy Pluma Blanca, un Hopi del antiguo Clan del Oso. En mi larga vida he viajado a través de esta tierra, buscando a mis hermanos, y aprendiendo de ellos muchas cosas llenas de sabiduría. He seguido los caminos sagrados de mi gente, que habitan los bosques y muchos lagos en el este, la tierra del hielo y las largas noches en el norte, y los lugares de santos altares de piedra construidos hace varios años por los antepasados de mis hermanos en el sur. De todos estos yo he escuchado las historia del pasado, y las profecías del futuro. Ahora, muchas de las profecías se han convertido en historias, y quedan unas pocas – el pasado se vuelve más largo, y el futuro se vuelve más corto.”

“Y ahora Pluma Blanca se está muriendo. Sus hijos todos se han unido a sus antepasados y pronto el también estará con ellos. Pero no queda nadie, nadie para recitar y pasar adelante la sabiduría antigua. Mi gente se ha cansado de las viejas maneras – las grandes ceremonias que nos cuentan de nuestros orígenes, de nuestra aparición en el Cuarto Mundo, han sido casi todas abandonadas, olvidadas, y aun esto fue profetizado. El tiempo se vuelve corto.”

“Mi pueblo aguarda a Pahana, el Hermano Blanco perdido, al igual que mis hermanos en la tierra. El no será como los hombres blancos que conocemos ahora, quienes son crueles y codiciosos. Nos dijeron de su venida hace mucho. Pero todavía esperamos a Pahana.

“Traerá con él los símbolos, la pieza faltante de la tablilla sagrada, guardada ahora por los ancianos, dadas a él cuando se fue, y eso lo identificará como nuestro Verdadero Hermano Blanco.

“El Cuarto Mundo terminará pronto, y comenzará el Quinto Mundo. Esto los saben los ancianos por todas partes. Las Señales sobre muchos años se han cumplido, y quedan muy pocas.

El sabio anciano pronunció 9 señales antes de la aparición del Quinto Mundo.


“Esta es la Séptima Señal:
Usted oirá hablar del mar volviéndose negro, y de muchas cosas vivas muriendo por ello.


Christy Travis intentando salvar a un bebé delfin que
murió poco después. El angustiado bañista de 41 años
declaró “El delfín lloraba como una persona pidiéndo
que lo salvaran”...”Su cuerpo estaba lleno de petróleo”.


En verdad os digo que sois uno con la Madre Terrenal; ella está en vosotros v vosotros en ella. De ella nacisteis, en ella vivís y a ella de nuevo retornaréis. Guardad por tanto Sus leves, pues nadie puede vivir mucho ni ser feliz sino aquel que honra a su Madre Terrenal y cumple Sus leyes. Pues vuestra respiración es Su respiración, vuestra sangre Su sangre, vuestros huesos Sus huesos; vuestra carne Su carne; vuestros intestinos Sus intestinos; vuestros ojos y vuestros oídos son Sus ojos y Sus oídos|.

"En verdad os digo que si dejaseis de cumplir una sola de todas estas leyes, si dañaseis uno sólo de los miembros de todo vuestro cuerpo, os perderíais irremisiblemente en vuestra dolorosa enfermedad y sería el llorar y rechinar de dientes. Yo os digo que, a menos que sigáis las leyes de vuestra Madre, no podréis de ningún modo escapar a la muerte. Y quien abraza a las leyes de su Madre, a él abrazará su madre también. Ella curará todas sus plagas y él nunca enfermará. Ella le dará larga vida y le protegerá de todo mal; del fuego, del agua, de la mordedura de las serpientes venenosas. Pues ya que vuestra madre os alumbró, conserva la vida en vosotros. Ella os ha dado Su cuerpo, y nadie sino Ella os cura. Feliz es quien ama a su Madre y yace sosegadamente en Su regazo. Porque vuestra Madre os ama, incluso cuando le dais la espalda. Y ¿cuánto más os amará si regresáis de nuevo a Ella? En verdad os digo que muy grande es Su amor, más grande que la mayor de las montañas y más profundo que el más hondo de los mares. Y aquellos quienes aman a su Madre, Ella nunca les abandona. Así como la gallina protege a sus polluelos, como la leona a sus cachorros, como la madre a su recién nacido, así protege la Madre Terrenal al Hijo del Hombre de todo peligro y de todo mal”.

Evangelio Esenio de la Paz

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