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miércoles, 11 de junio de 2014

"La Transformación del Mundo". Jiddu Krishnamurti.

Para transformar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos y, en ese caso, lo importante es la intención. La intención tiene que consistir en comprendernos a nosotros mismos y en no dejar a otros la responsabilidad de transformarse o producir un cambio”
Los problemas del mundo son tan colosales, tan complejos, que para comprenderlos y resolverlos hay que abordarlos de un modo muy sencillo y directo; y la sencillez y visión directa no dependen de las circunstancias exteriores ni de nuestros prejuicios y estados de ánimo individuales. 
Como ya lo he señalado, la solución no ha de encontrarse, por ejemplo, mediante conferencias o proyectos, ni substituyendo a los viejos dirigentes por otros nuevos. Es evidente que la solución está en el creador del problema, en el creador de la maldad, del odio y de la enorme falta de comprensión que existe entre los seres humanos.
 El causante de estos daños, el creador de estos problemas, es el individuo; ustedes y yo, no el mundo, como creemos.
El mundo es su relación con el otro. El mundo no es algo que existe aparte de ustedes y de mí. El mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o procuramos establecer entre unos y otros; de suerte que ustedes y yo somos el problema, no el mundo; porque el mundo es la proyección de nosotros mismos, y para comprender al mundo primero tenemos que comprendernos a nosotros mismos.
El mundo no está separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros problemas son los problemas del mundo. Esto debe repetirse con mucha frecuencia, porque somos de mentalidad tan indolente que no creemos de nuestra incumbencia en los problemas del mundo. Creemos que deben ser resueltos por las Naciones Unidas o con el reemplazo de los viejos dirigentes por otros nuevos. Es una mentalidad bien torpe la que piensa de ese modo, porque nosotros somos responsables de la horrible miseria y confusión que hay en el mundo, de la guerra que nos amenaza.
Para transformar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos y, en ese caso, lo importante es la intención. La intención tiene que consistir en comprendernos a nosotros mismos y en no dejar a otros la responsabilidad de transformarse o producir un cambio mediante la revolución, ya sea de izquierda o de derecha. 
Es, pues, importante comprender que ésta es nuestra responsabilidad, la de ustedes y la mía; porque, por pequeño que sea el mundo en que vivimos, sí podemos transformarnos, sí podemos hacer surgir un punto de vista radicalmente diferente en nuestra existencia diaria. Sólo entonces, tal vez lograremos afectar al mundo en general, y a las extensas relaciones de unos con otros.

La revolución del conocerse
Como ya lo he dicho, vamos a tratar de descubrir el proceso de la comprensión de nosotros mismos, que no es un proceso de aislamiento. No es el retiro del mundo, porque aislados no podemos vivir. Ser es estar relacionado, y el vivir en el aislamiento es cosa inexistente. Es la falta de verdadera convivencia lo que causa conflictos, miseria y lucha; y, por pequeño que sea nuestro mundo, si podemos transformar nuestras relaciones dentro de ese pequeño mundo, ello será como una onda que se extiende constantemente hacia afuera. 
Creo que es importante ver eso, o sea, que el mundo es nuestra interrelación, por estrecha que sea; y si ahí podemos producir una transformación –no superficial sino radical- entonces empezaremos activamente a transformar el mundo.
La verdadera revolución no se realiza conforme a una norma determinada, de izquierda o de derecha. Buscamos una revolución de valores, una revolución que lleva de los valores sensorios a los que no son sensorios ni creados por influencias ambientales. Para encontrar esos verdaderos valores que traerán una revolución radical, una transformación o una regeneración, es esencial que uno se comprenda a sí mismo. El conocimiento de sí mismo es el principio de la sabiduría y, por lo tanto, el comienzo de la transformación o regeneración. 
Por consiguiente, es importante descubrir esas cosas por nosotros mismos, pues el conocimiento de nosotros no puede dárnoslo nadie ni habrá de hallarse en libro alguno. Tenemos que descubrir, y para descubrir, tiene que haber intención, búsqueda e investigación. Mientras esa intención de descubrir, de inquirir hondamente, sea débil o no exista, una simple aseveración, o un deseo casual de investigar sobre sí mismo, tiene muy escasa significación.
La transformación del mundo se efectúa, pues, por la transformación de uno mismo; porque el “yo” es producto y parte del proceso total de la existencia humana. Para transformarse, el conocimiento de sí mismo es esencial; porque si no se conoce lo que uno es, no hay base para el verdadero pensar, y sin conocerse a sí mismo, no puede haber transformación. 
Este conocimiento de uno mismo, requiere una extraordinaria vigilancia de la mente; porque lo que es sufre constante transformación, cambio, y, para seguirlo velozmente, la mente no debe estar atada a ningún dogma ni creencia en particular, a ninguna norma de acción. Si quieren seguir algo, de nada sirve estar atado. 
Para conocerse a ustedes mismos, tiene que existir la vigilancia, la actitud alerta de la mente, en la que se esta libre de toda creencia, de toda idealización, porque las creencias e ideales no hacen más que dar un color, pervirtiendo la verdadera percepción. 
Si quieren saber lo que son, no pueden imaginar o creer en algo que no son. Si soy codicioso, envidioso, violento, el solo hecho de tener un ideal de “no violencia”, de “no codicia”, es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento, el saberlo y comprenderlo, requiere una extraordinaria percepción. Exige honestidad, claridad de pensamiento; mientras que perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una escapatoria. Les impide descubrir y obrar directamente sobre lo que son.

Comprensión y virtud
En definitiva, el comprender que son feos o hermosos, perversos, dañinos o lo que fuere -el comprender sin deformación lo que son- es el comienzo de la virtud. La virtud es esencial, porque ella brinda libertad.
Sólo en la virtud pueden descubrir, pueden vivir; no en el cultivo de la virtud, que sólo trae respetabilidad, no comprensión ni libertad. Y la virtud resulta indispensable en una sociedad que se desintegra rápidamente. Para crear un mundo nuevo, una nueva estructura alejada de la antigua, tiene que haber libertad para descubrir; y para ser libre tiene que haber virtud, pues sin virtud no hay libertad. 
El hombre inmoral que lucha por llegar a ser virtuoso, ¿puede llegar a conocer la virtud? El hombre que no es moral no podrá nunca ser libre y, por lo tanto, no podrá nunca descubrir lo que es la realidad. La realidad sólo puede encontrarse comprendiendo lo que es; y para comprender lo que es, tiene que haber libertad, hay que estar libre del miedo a lo que es.
Para comprender ese proceso, es preciso que haya intención de conocer lo que es, de seguir todo pensamiento, sentimiento y acción; y el comprender lo que es, es en extremo difícil, porque lo que es jamás está inmóvil, estático; siempre está en movimiento. Lo que es significa lo que ustedes son, no lo que les gustaría ser. No es el ideal, porque el ideal es ficticio. Es en realidad lo que ustedes hacen, piensan y sienten de instante en instante. Lo que es implica lo real; y para comprender lo real se requiere una percepción alerta, una mente muy vigilante y veloz. 
Pero si empezamos por condenar lo que es, si empezamos por censurarlo o resistirle, no comprenderemos su movimiento. Si quiero comprender a alguien, no puedo condenarlo; tengo que observarlo, que estudiarlo. Tengo que amar la cosa misma que estudio. Si quieren comprender a un niño, deben amarlo, no condenarlo. Deben jugar con él, observar sus movimientos, su idiosincrasia, su modo de conducirse; pero si no hacen más que condenarlo, resistirle o censurarlo, no hay comprensión del niño. De un modo análogo, para comprender lo que es, hay que observar lo que uno piensa, siente y hace de instante en instante: eso es lo efectivo. Ninguna otra acción, ningún ideal o acción ideológica es lo existente; es un mero anhelo, un deseo ficticio de ser otra cosa de que lo que uno es.
La comprensión fundamental de sí mismo no llega mediante el conocimiento o la acumulación de experiencias; eso es sólo cultivo de la memoria. La comprensión de sí mismo es de instante en instante; y si únicamente acumulamos conocimiento del “yo”, es ese conocimiento lo que impide una comprensión más amplia. El conocimiento y la experiencia acumulados, en efecto, llegan a ser el centro mediante el cual el pensamiento enfoca y desarrolla su existencia. El mundo no es diferente de nosotros y de nuestras actividades, porque lo que nosotros somos es lo que crea los problemas del mundo. La dificultad, en lo que atañe a la mayoría de nosotros, está en que, en vez de conocernos directamente, buscamos un sistema, un método, un medio operativo para resolver los múltiples problemas humanos.

Métodos y maestros
Ahora bien: ¿existe un medio, un sistema, para conocerse a sí mismo? Cualquier persona sagaz, cualquier filósofo, puede inventar un sistema, un método; pero, de seguro, el seguir un sistema sólo producirá un resultado creado por ese sistema. Si yo sigo determinado método para conocerme a mí mismo, tendré el resultado que dicho sistema necesita; mas ese resultado no será evidentemente la comprensión de mí mismo. Es decir, siguiendo un método, un sistema, un medio para conocerme, ajusto mi pensamiento, mis actividades, a una norma; pero el seguir una norma no es comprensión de mí mismo.
No hay, pues, método alguno para el conocimiento de sí mismo. Buscar un método implica invariablemente el deseo de alcanzar algún resultado, y eso es lo que todos queremos. Seguimos a la autoridad –la de una persona, de un sistema o de una ideología- porque queremos un resultado que sea satisfactorio, que nos dé seguridad. En realidad, no queremos comprendernos a nosotros mismos, a nuestros impulsos y reacciones, a todo el proceso de nuestro pensar, tanto consciente como inconsciente; quisiéramos más bien seguir un sistema que nos asegure un resultado. 
Sin embargo, el seguir un sistema es invariablemente el resultado del deseo de seguridad, de certeza; y es evidente que el resultado no es la comprensión de sí mismo. Cuando seguimos un método, debemos tener referentes –el instructor, el guía espiritual, el salvador, el Maestro- que nos garanticen lo que deseamos; y, por cierto, ése no es el camino hacia el conocimiento de nosotros mismos.
La autoridad (o referente) impide el conocimiento de sí mismo. Bajo su amparo se puede tener temporalmente un sentido de seguridad, de bienestar; pero ésa no es la comprensión del proceso total de sí mismo. Por su propia naturaleza, la autoridad impide la plena conciencia de sí mismo y, por lo tanto, destruye finalmente la libertad; y sólo en la libertad cabe la “creatividad”. Ésta puede existir únicamente a través del conocimiento de sí mismo. 
La mayoría de nosotros no somos “creativos”; somos máquinas de repetición, simples discos que reproducen una y otra vez ciertas canciones de la experiencia, ciertas conclusiones y recuerdos, propios o ajenos. Semejante repetición no es existencia “creativa”, pero es lo que queremos. Como pretendemos estar seguros en nuestro fuero íntimo, constantemente buscamos métodos y medios para esa seguridad. Con ello, creamos autoridad, el culto de otro ser, lo que destruye la comprensión, esa espontánea serenidad de la mente en la que sí puede existir un estado de “creatividad”.
La comprensión de sí mismo no es un resultado ni una culminación. Consiste en verse de instante en instante en el espejo de la convivencia, en ver la propia relación con los bienes, las cosas, las personas y las ideas.Pero nos parece difícil estar alertas, ser sensibles, y preferimos embotar nuestra mente siguiendo un método, aceptando autoridades, supersticiones y gratas teorías; y, de ese modo, nuestra mente se hastía, se agota y se insensibiliza.

Transformar el mundo
Para transformar el mundo que nos rodea, con su miseria, guerras, desempleo, hambre, divisiones de clase y absoluta confusión, tiene que haber una transformación en nosotros. La revolución debe empezar dentro de uno mismo, pero no de acuerdo con ninguna creencia o ideología, porque la revolución basada en una idea, o en la adaptación a un modelo determinado, no es en modo alguno, evidentemente, una revolución. 
Para producir una revolución fundamental en uno mismo, hay que comprender todo el proceso del propio pensar y sentir en la vida de relación. Esa es la única solución de todos nuestros problemas, no el tener más disciplinas, más creencias, más ideologías y más instructores. 
Si podemos comprendernos a nosotros mismos tal como somos de instante en instante, sin el proceso de acumulación, veremos cómo se produce una tranquilidad que no es producto de la mente, una tranquilidad que no es imaginada ni cultivada; y sólo en ese estado de quietud, de serenidad, puede haber “creatividad”.
J. Krishnamurti (1895-1986) fue un conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual.
Sus principales temas incluían: revolución psicológica, el propósito de la meditación, relaciones humanas, la naturaleza de la mente, y como llevar a cabo un cambio positivo en la sociedad global.
Revista Mundo Nuevo.
http://www.mundonuevo.cl/blog/articulos/la-transformacion-del-mundo/

MAS INFO
http://buenasiembra.com.ar/salud/meditacion/las-ensenanzas-de-maitreya-krishnamurti-645.html

martes, 23 de julio de 2013

Textos Gratis del Maestro Krishnamurti.

55 libros del Maestro Krishnamurti por orden alfabético…



Krishnamurti-Jiddu–A-los-pies-del-maestro.doc


Krishnamurti-Jiddu–Ante-un-mundo-en-crisis.doc



Krishnamurti-Jiddu–Antología-comentada-de-su-mensaje.doc



Krishnamurti-Jiddu–Cartas-a-las-escuelas-volumen1.doc



Krishnamurti-iddu–Cartas-a-las-escuelas-volumen2doc



Krishnamurti-Jiddu–Comentarios-sobre-el-vivir-primera-serie.doc



Krishnamurti-Jiddu–Comentarios-sobre-el-vivir-segunda-serie.doc



Krishnamurti-Jiddu–Comentarios-sobre-el-vivir-tercera-serie.doc



Krishnamurti-Jiddu–Conferencias-en-Washington-D.C1985.doc



Krishnamurti-Jiddu–Conversaciones-con-estudiantes.doc



Krishnamurti-Jiddu–Diario1.doc



Krishnamurti-Jiddu–Diario2.doc



Krishnamurti-Jiddu–Educando-al-educador.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-amigo-inmortal.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-arte-de-vivir.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-camino-de-la-inteligencia.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-cantor-y-la-canción(Memorias-de-una-amistad)…



Krishnamurti-Jiddu–El-conocimiento-de-uno-mismo.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-estado-creativo-de-la-mente.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-futuro-es-hoy.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-libro-de-la-vida.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-propósito-de-la-educación.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-reino-de-la-felicidad.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-Úlltimo-diario.doc



Krishnamurti-Jiddu–El-vuelo-del-Águila.doc



Krishnamurti-Jiddu–Encuentro-con-la-vida.doc



Krishnamurti-Jiddu–Esencia-de-las-enseÑanzas-de-

Krishnamurti.pdf



Krishnamurti-Jiddu–Krishnamurti-y-la-educación.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-conciencia-fragmentada.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-crisis-del-hombre.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-educación-y-el-significado-de-la-vida.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-libertad-interior.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-libertad-primera-y-Última.doc



Krishnamurti-Jiddu—La-llama-de-la-atención.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-mente-que-no-mide.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-persecución-del-placer.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-raíz-del-conflicto.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-revolución-fundamental.doc



Krishnamurti-Jiddu–La-vida-liberada.doc



Krishnamurti-Jiddu–Libérese-del-pasado.doc



Krishnamurti-Jiddu–Más-allá-de-la-violencia.doc



Krishnamurti-Jiddu–Más-allá-del-pensamiento.doc



Krishnamurti-Jiddu–Nueva-educación.doc



Krishnamurti-Jiddu–Obras-completas-Tomo1-El-arte-de-escuchar.doc



Krishnamurti-Jiddu–Obras-completas-Tomo2-Qué-es-la-recta-acción?.doc



Krishnamurti-Jiddu–Pedagogia-de-la-libertad.doc



Krishnamurti-Jiddu–Principios-del-aprender.doc



Krishnamurti-Jiddu–Religión,Cooperación-y-libertad.doc



Krishnamurti-Jiddu–Tradición-y-Revolución.doc



Krishnamurti-Jiddu–Tragedia-del-hombre-y-del-mundo-La-mente-mecáni…



Krishnamurti-Jiddu–Últimas-pláticas-en-Saanen.doc



Krishnamurti-Jiddu–Un-canto-a-la-vida.doc



Krishnamurti-Jiddu–Vivir-de-instante-en-instante.doc



Krishnamurti-Jiddu-yBohm-David—El-futuro-de-la-humanidad.doc


Krishnamurti-Jiddu-y-Bohm-David—Más-allá-del-tiempo.doc


Fuente


MAS INFO:

http://buenasiembra.com.ar/salud/meditacion/las-ensenanzas-de-maitreya-krishnamurti-645.html

sábado, 20 de julio de 2013

QUÉ Entiende Usted por AMOR?



QUÉ ENTIENDE USTED POR AMOR?

Por Krishnamurti

Vamos a descubrir por entender lo que no es amor, porque el amor es lo desconocido, tenemos que llegar a el, descartando lo conocido.
El desconocido no puede ser descubierto por una mente que está llena de lo conocido.

Lo que vamos a hacer es descubrir los valores de lo conocido, mirar lo conocido, y cuando se mira únicamente, sin condena, la ...mente se libera de lo conocido, entonces vamos a saber lo que es el amor.

Por lo tanto, debemos acercarnos a amar POSITIVO, no negativo.
¿Qué es amor con la mayoría de nosotros?
Cuando decimos que amamos a alguien, ¿qué queremos decir? Queremos decir que poseemos esa persona. De esa posesión surgen los celos, porque si él o ella se pierde,  que pasa?

Me siento vacío, perdido, por  que creí legal la posesión, le tenia a ella. Desde la celebración, que posee esa persona, hay celos, hay miedo y todos los innumerables conflictos que surgen de la posesión.

Sin duda, tal posesión no es amor, ¿verdad? Obviamente el amor no es sentimentalismo.
Para ser sentimental, ser emocional, no es amor, porque el sentimentalismo y la emoción son meras sensaciones. Una persona religiosa que llora sobre Jesús o Krishna, de su gurú o alguien más, es simplemente sentimental, emocional.

Eso es caer en la sensación, que es un proceso de pensamiento, y el pensamiento no es amor.
El pensamiento es el resultado de la sensación, por lo que la persona que es sentimental, que es emocional, no es posible que conozca el amor. Una vez más, no estamos emocionales y sentimentales?

Sentimentalismo emocionalismo es simplemente una forma de auto-expansión.
Para estar lleno de emoción eso, obviamente, no es amor, porque una persona sentimental, puede ser cruel cuando sus sentimientos no son respondidos, cuando sus sentimientos no tienen salida.

Una persona emocional se puede agitar en odio, en guerra, en carnicería. Un hombre que es sentimental, lleno de lágrimas por su religión, sin duda no tiene amor.
Es el amor el perdón ¿ Lo que está implícito en el perdón? Usted me insulta y me molesta que, recuerde, y luego, a través de la coacción o por medio del arrepentimiento, digo, "Te perdono".

Primero retengo y luego rechazo. ¿Qué significa eso? Sigo siendo la figura central.

Sigo siendo importante, es lo que soy alguien que perdona. Mientras no es la actitud de perdonar es lo que soy lo importante, no el hombre que se supone que me han insultado.
Así que cuando yo acumulo resentimiento y luego niego que resentimiento, que se llama el perdón, no es amor. El que ama obviamente no tiene enemistad y de todas estas cosas él es indiferente.

La simpatía, el perdón, la relación de posesión, los celos y el miedo - todas estas cosas no son amor.
Todos ellos son de la mente, ¿no? Mientras que la mente es el árbitro, no hay amor, para la mente arbitra sólo a través de la posesividad y su arbitraje no es más que la posesividad en diferentes formas.

La mente sólo puede corromper el amor, no puede dar a luz a amar, no puede dar belleza. Usted puede escribir un poema sobre el amor, pero eso no es amor.
Obviamente no hay amor cuando no hay respeto real, cuando no respetas a otro, ya que es su sirviente o su amigo. ¿Acaso no has notado que no es respetuoso, amable, generoso, de sus siervos, para las personas que son las llamadas `abajo 'que?

Tiene el respeto de los anteriores, por su jefe, el millonario, el hombre con una casa grande y un título, el hombre puede darle una mejor puesto, un trabajo mejor, de la que se puede obtener algo. .
Pero poner los de abajo, usted tiene un lenguaje especial para ellos tanto donde no hay respeto, no hay amor, donde no hay compasión, ni piedad, ni perdón, no hay amor.

Y como la mayoría de nosotros estamos en este estado no tenemos amor. No somos ni respetuosa ni misericordia ni generosa.

Somos posesivos, lleno de sentimiento y de la emoción que se puede girar en cualquier dirección: 
Matar, carnicero o unificar sobre algunos tontos, ignorantes intención.
Entonces, ¿cómo puede haber amor?

Usted puede conocer el amor sólo cuando todas estas cosas han cesado, llegará a su fin, sólo cuando usted no posee, cuando no son más que emocional con la devoción a un objeto.
Tal devoción es una súplica, buscando algo en una forma diferente.

El hombre que ora no sabe de amor. Dado que usted es posesivo, ya que busca un fin, un resultado, a través de la devoción, a través de la oración, que te hace sentimental, emocional, naturalmente, no hay amor, obviamente no hay amor cuando no hay respeto.
Usted puede decir que usted tiene respeto, pero su respeto es para el superior, no es más que el respeto que viene de querer algo, el sentido del miedo.

 Si realmente sientes respeto, que sería respetuoso con los más bajos, así como a la llamada más alto, puesto que no tiene eso, no hay amor.
¡Qué pocos de nosotros somos generosos, indulgente, misericordioso!

Usted es generoso cuando se le paga a usted, usted es misericordioso cuando se puede ver algo a cambio.


Cuando estas cosas desaparecen, cuando estas cosas no ocupan su mente y cuando las cosas de la mente no llenan a su corazón, entonces no hay amor, y el amor puede transformar la actual locura y la locura en el mundo - y no los sistemas, no teorías, ya sea de izquierda o de la derecha.
¿De verdad el amor es sólo cuando usted no posee, cuando no está envidioso, no codicioso, cuando es respetuoso, cuando tenga misericordia y compasión, cuando tenga la consideración a tu esposa, tus hijos, tu vecino, tu desafortunados sirvientes.

Amor no puede ser pensado, el amor no puede ser cultivado, el amor no puede ser puesto en práctica.
La práctica del amor, la práctica de la fraternidad, sigue estando dentro del campo de la mente, por lo que no es amor.

Cuando todo esto se ha detenido, entonces el amor llega a ser, entonces sabrás lo que es amar. Entonces el amor no es cuantitativo, sino cualitativo.
Usted no dice: "Yo amo a todo el mundo", pero cuando se sepa cómo amar, ¿sabes cómo amar a la totalidad.

Porque no sabemos cómo amar a una, el amor de la humanidad es ficticio.

Al amar, no hay ni uno ni muchos: hay sólo amor.

Es sólo cuando hay amor que todos nuestros problemas se pueden resolver y entonces 
conocerás su felicidad y tu felicidad.
Por Krishnamurti
Las realidades más grandes y más bellas,  tanto más las tendrás       cuanto menos las poseas y retengas.
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
"Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, recuerda:

Si eliges el mundo quedarás sin amor,
pero si eliges el amor, 
con él conquistarás al mundo"
Albert Einstein
"Todos los seres, todos los acontecimientos de tu vida, están ahí porque tú los has convocado. De ti depende lo que resuelvas hacer con ellos"
Usa siempre tu discernimiento,escucha tu corazón al leer un mensaje. Sólo lee los mensajes que te hagan vibrar. Si algún mensaje te molestara sólo deséchalo. Sigue tu verdad interna.

MAS INFO: 
http://buenasiembra.com.ar/salud/autoayuda/index.html

sábado, 7 de enero de 2012

Krishnamurti, SU FILOSOFIA DE VIDA

Krishnamurti

"Dentro de cada hombre hay un rayo que nos une al Absoluto.

Ese rayo es nuestro Resplandeciente Dragón de Sabiduría, el Cristo interno, la corona Sephirótica.



Los Buddhas que no han encarnado al Cristo interno, todavía no se han Cristificado.

El Buddha del indio Krishnamurti ya encarnó su Resplandeciente Dragón de Sabiduría, su Rayo particular, su Propio Cristo Interno.



La doctrina de Krishnamurti es el resultado de esa mezcla. La doctrina de Krishnamurti es Budhismo.

La doctrina de Acuario será el resultado de la mezcla del Esoterismo Budhista, con al Esoterismo Cristiano.

La doctrina Krishnamurti es Budhismo libre. Empero la fuente viva de esa doctrina es el Evangelio Maravilloso del Señor Buddha.



Nosotros no estamos contra Krishnamurti, únicamente lamentamos que el Buddha interno de ese filósofo Indostán no haya podido dar todo el Mensaje. Eso es todo".


"Actualmente, la mente humana está degenerada por aquello del concepto. Todo concepto emitido es el resultado de lo que han dicho, de lo que se ha estudiado.


El auto-concepto se basa en la experiencia y en la propia forma de pensar.

Krishnamurti sí tiene auto-conceptos porque nunca ha leído a nadie".



SAMAEL AUN WEOR
"Para los Pocos" - (conferencia).


Las siguientes Fundaciones creadas por J. Krishnamurti son las únicas instituciones responsables de la preservación y difusión de sus enseñanzas:
Krishnamurti Foundation Trust (KFT)
Krishnamurti Foundation of America (KFA)
Krishnamurti Foundation India (KFI)

Fundación Krishnamurti Latinoamericana (FKL)

Estas Fundaciones se responsabilizan y garantizan la autenticidad e integridad de los contenidos de todas las publicaciones realizadas por ellas, -libros, videos, casetes, DVD, etc. Para cualquier duda o consulta rogamos contactar con cualquiera de estas Fundaciones.




lunes, 9 de mayo de 2011

Las enseñanzas de Krishnamurti...

Jiddu Krishnamurti

Krishnamurti

La esencia de las enseñanzas de Krishnamurti está contenida en la declaración que hizo en 1929, cuando dijo: "La Verdad es una tierra sin caminos".

El hombre no puede llegar a ella por medio de ninguna organización, a través de credos, dogmas, sacerdotes ni rituales, ni tampoco por medio de conocimientos filosóficos ni técnicas psicológicas.

Debe hallarla mediante el espejo de la relación, mediante la comprensión de los contenidos de su propia mente; por la observación y no por el análisis intelectual ni la disección introspectiva.

El hombre ha construido en sí mismo imágenes - religiosas, políticas y personales - como valla de seguridad.

Estas se manifiestan en forma de símbolos, ideas y creencias.

La carga de dichas imágenes domina el modo de pensar del hombre, su relación y su vida cotidiana.

Estas imágenes son la causa de nuestros problemas, porque separan a un hombre de otro.

Su percepción de la vida está formada por los conceptos previamente establecidos en su mente.

El contenido de su conciencia es toda su existencia. Dicho contenido es común a toda la humanidad.

La individualidad es el nombre, la forma y la cultura superficial que ha adquirido de la tradición y del entorno.

La unicidad del ser humano no estriba en la libertad superficial, sino en la completa liberación del contenido de su conciencia, la cual es común a toda la humanidad. Así pues, él no es ningún individuo.

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martes, 17 de agosto de 2010

Sobre las relaciones, por Krishnamurti

Sobre las relaciones, por Krishnamurti

Krishnamurti2


Para la mayoría de nosotros, la relación con el otro se basa en la dependencia ya sea económica o psicológica. Esta dependencia crea temor, engendra en uno el afán posesivo, se deriva en fricciones, recelos, frustración. La dependencia económica respecto de otro tal vez pueda ser eliminada mediante una legislación y una organización apropiadas, pero me estoy refiriendo especialmente a esa dependencia psicológica que es el resultado del anhelo de satisfacción personal, de felicidad, etc.

En esta relación posesiva, uno se siente enriquecido, creador y activo; siente que la pequeña llamita propia se incrementa gracias al otro. A fin de no verse privado de esta fuente de plenitud, uno teme perder al otro, y así es como surgen los temores posesivos, con todos los problemas resultantes. Por eso, en esta relación de dependencia psicológica, siempre tiene que haber miedo consciente o inconsciente, sospechas que a menudo permanecen ocultas tras el sonido de palabras agradables. La reacción que produce este miedo nos lleva siempre a buscar seguridad y enriquecimiento personal por diversos cauces, a aislarnos en ideas e ideales, o buscar sustitutos para la satisfacción.


El complejo problema de la relación es cómo amar sin dependencia, sin fricción ni conflicto, cómo vencer el deseo de aislarse, de apartarse de la causa del conflicto. Si para nuestra felicidad dependemos de otro, de la sociedad o del medio, estos factores se vuelven esenciales para nosotros, nos aferramos a ellos y nos oponemos violentamente a cualquier alteración de los mismos, porque dependemos psicológicamente de esos factores para nuestra seguridad y nuestro bienestar.


Aunque intelectualmente podamos percibir que la vida es un proceso de flujo continuo, de mutación que requiere constantes cambios, emocional o sentimentalmente nos apegamos a los cómodos valores establecidos; en consecuencia, hay una incesante batalla entre el cambio y el deseo de permanencia. ¿Es posible poner fin a este conflicto? La vida no puede existir sin relación, pero al basarla en el amor personal y posesivo, la hemos convertido en algo angustioso y horrible. ¿Puede uno amar y, sin embargo, no poseer?

Ustedes encontrarán la verdadera respuesta no en los escapes, en los ideales y las creencias, sino mediante la comprensión de las causas que llevan a la dependencia y al afán posesivo. Si pudiéramos comprender profundamente este problema de la relación entre uno mismo y otro, entonces quizá comprenderíamos y resolveríamos los problemas de nuestra relación con la sociedad, porque la sociedad no es sino la extensión de nosotros mismos. El medio que llamamos sociedad ha sido creado por las generaciones pasadas; lo aceptamos, aunque contribuya a mantener nuestra codicia, nuestro espíritu posesivo, nuestra ilusión.

En esta ilusión no puede haber unidad ni paz. La mera unidad económica producida mediante la compulsión y la legislación, no puede poner fin a la guerra. Mientras no comprendamos la relación individual, no podremos tener una sociedad pacífica.


Puesto que nuestra relación se basa en el amor posesivo, tenemos que damos cuenta, en nosotros mismos, cómo nace, cómo actúa y cuáles son sus causas. Al percatarnos profundamente del proceso que implica el afán posesivo, con su violencia, sus temores, sus reacciones, adviene una comprensión que es total, completa. Sólo mediante esta comprensión el pensamiento se libera de la dependencia y del deseo de poseer. Es dentro de uno mismo que puede encontrarse la armonía en la relación, no en el otro ni en el medio que nos rodea.


Al hablar de revelación propia, ¿quiere usted decir que uno se revela ante sí mismo, o que se revela ante los demás?


Krishnamurti: A menudo se revela, efectivamente, ante los demás, ¿pero qué es lo importante, verse uno mismo tal cual es, o revelarse ante otro? He estado tratando de explicar que, si lo permitimos, toda relación actúa como un espejo en el cual podemos percibir claramente lo que está torcido y lo que está derecho.

Provee el enfoque necesario para ver con precisión, pero como lo expliqué, si estamos cegados por ideas preconcebidas, opiniones y creencias, no podemos, por intensa que sea la relación, ver claramente, sin prejuicios. En cuyo caso, la relación no es un proceso de revelación propia. La cuestión principal que debemos considerar es: ¿Qué nos impide percibir con exactitud? No podemos percibir, a causa de las opiniones que tenemos acerca de nosotros mismos, a causa de nuestros temores e ideales, de nuestras esperanzas, creencias y tradiciones, todo ello actuando como velos para la percepción.


Sin comprender las causas de estas perversiones, tratamos de alterarlas o nos aferramos a ellas, y esto crea más resistencias y más dolor. Nuestro principal interés debe estar puesto no en cambiar lo que percibimos o en asirnos a ello, sino en estar lúcidamente atentos a las múltiples causas que producen esta perversión. Algunos podrán decir que no disponen de tiempo para prestar una atención semejante, que se hallan demasiado ocupados, etc., pero ésta no es una cuestión de tiempo sino, más bien, de interés. Entonces, cualquiera que sea nuestra ocupación, en ella está el principio de la percepción alerta. Buscar resultados inmediatos es destruir la posibilidad de una comprensión completa.


miércoles, 28 de julio de 2010

LA VERDAD no es “lo que es”,...


La Verdad por Krishnamurti



LA VERDAD no es “lo que es”, pero la comprensión de “lo que es” abre la puerta a la verdad.»

INTERLOCUTOR:
Cualquier cosa que le escucho decir a usted en este salón es muy sencilla y fácil de comprender, pero tan pronto salgo afuera estoy perdido, y no sé qué hacer cuando estoy solo.

KRISHNAMURTI:
Mire, señor, lo que ha dicho este que les habla está muy claro. Les está señalando “lo que es”, que está en ustedes, no está en este salón, no está en quien les habla; él no está haciendo ninguna propaganda, no desea nada de ustedes, ni su adulación ni sus insultos ni su aplauso. 

Está en ustedes, su vida, su desdicha, su desesperación; usted tiene que comprender eso, no sólo aquí, porque aquí usted está siendo acorralado, y quizá se está encarando consigo mismo durante unos pocos minutos. Pero cuando abandone este salón, ¡es entonces cuando comienza la fiesta! No estamos tratando de inducirle a actuar, a pensar, a hacer esto o aquello: eso sería propaganda. Pero si ha escuchado con su corazón y con una mente que está alerta –que no ha sido influenciada– si ha observado, entonces, cuando salga fuera, eso irá con usted adondequiera que esté porque eso es suyo, ya que usted ha comprendido.

I.:
¿Qué papel desempeña el artista?

K.:
¿Son los artistas diferentes de los demás seres humanos? ¿Por qué dividimos la vida entre el científico, el artista, el ama de casa, el doctor? Puede que el artista sea un poco más sensible, que observe más, que sea un poco más activo, pero tiene también sus problemas como ser humano. Puede pintar cuadros maravillosos, o escribir bellos poemas, o elaborar cosas con las manos, pero sigue siendo un ser humano, ansioso, temeroso, celoso y ambicioso. ¿Cómo puede ser ambicioso un “artista”? Si lo es, ha dejado de ser artista. El violinista o el pianista que utiliza su instrumento para ganar dinero, para ganar prestigio –imagínense eso– no es un músico. ¿Es un científico aquel que trabaja para algún gobierno, para la sociedad, para la guerra? Ese hombre que va tras el conocimiento y la comprensión se ha corrompido al igual que otros seres humanos. Puede que sea maravilloso en su laboratorio, o que pueda expresarse muy bellamente en un lienzo, pero interiormente está atormentado como los demás, y es mezquino, falso, ansioso, miedoso.

Seguramente un artista, un ser humano, un individuo es algo total, indivisible, completo. Individuo significa indiviso, pero nosotros no somos individuos, somos seres humanos fragmentados, divididos: el hombre de negocios, el artista, el doctor, el músico. Y, sin embargo, llevamos una vida… pero no tengo que describirla porque ustedes ya la conocen!

I.:
Señor, ¿qué criterio se utiliza al escoger entre varias posibilidades?

K.:
¿Por qué escogemos? Cuando vemos algo con toda claridad, ¿cuál es la necesidad de escoger? Escuche esto, por favor. Sólo una mente confusa, insegura, sin claridad, es la que escoge. No estoy hablando de escoger entre blanco y negro, sino de escoger psicológicamente. A menos que nos sintamos confusos, ¿por qué tenemos que escoger? Si vemos algo con toda claridad, sin ninguna distorsión, ¿hay alguna necesidad de escoger?

No hay alternativas; las alternativas existen cuando tenemos que elegir entre dos caminos físicos; podemos irnos en una dirección o en la otra. Pero las alternativas existen también en una mente que está dividida en sí misma y está confusa; por lo tanto, como está en conflicto, es violenta. Es la mente violenta la que dice que vivirá pacíficamente, y al reaccionar se torna violenta. Cuando vemos con claridad la naturaleza de la violencia en su totalidad, desde su forma más brutal hasta la más sutil de sus manifestaciones, entonces estamos libres de ella.

I.:
¿Cuándo será posible que veamos todo eso?
K.: ¿Ha observado usted un árbol totalmente?

I.:
No sé.
K.: Señor, hágalo alguna vez si está interesado en estas cosas.

I.:
Siempre creí haberlo hecho, hasta que actuaba de nuevo.
K.: Para averiguarlo, comencemos con el árbol, que es la cosa más objetiva. Obsérvelo completamente, esto es, sin el observador, sin la división, lo cual no quiere decir que usted se identifique con el árbol, usted no se convierte en el árbol, eso sería demasiado absurdo. Pero observarlo implica mirarlo sin la división entre usted y el árbol, sin el espacio creado por el “observador” con sus conocimientos, con sus pensamientos, con su prejuicio acerca de ese árbol; hacerlo no cuando está airado, celoso, o desesperado, o lleno de eso que llaman esperanza, que es lo opuesto de la desesperación y, por lo tanto, no es esperanza en absoluto. Cuando lo observa, cuando lo ve sin división, sin ese espacio, entonces puede ver su totalidad.

Cuando observe a la esposa, al amigo, al marido, lo que desee, cuando observe sin la imagen, que es la acumulación del pasado, verá qué cosa tan extraordinaria ocurre. Nunca antes habrá visto una cosa parecida en su vida. Pero observar totalmente implica que no hay división. Algunas personas toman LSD y otras drogas con el fin de eliminar el espacio entre el observador y lo observado. Yo no las he tomado; y una vez que comience ese juego, estará perdido, dependerá para siempre de ellas, y eso trae su propia desgracia.

I.:
¿Cuál es la relación entre el pensamiento y la realidad?

K.:
¿Qué es el pensamiento en relación con el tiempo, el pensamiento en relación con lo mensurable y qué es inconmensurable? ¿Qué es el pensamiento? El pensamiento es la respuesta de la memoria, eso es obvio. Si no tuviéramos memoria no podríamos pensar en absoluto y estaríamos en un estado de amnesia. El pensamiento es siempre viejo, el pensamiento nunca es libre, el pensamiento jamás puede ser nuevo. Cuando el pensamiento está silencioso puede que ocurra un nuevo descubrimiento; pero no es posible que el pensamiento descubra algo nuevo. ¿Está eso claro? No esté de acuerdo conmigo, por favor.
Cuando formulamos una pregunta y estamos familiarizados con ella, nuestra respuesta es inmediata. ¿Cuál es su nombre? Respondemos inmediatamente. ¿Dónde vive usted?
La respuesta es instantánea. Pero lleva un tiempo cuando se trata de una pregunta más compleja. En ese intervalo, el pensamiento está mirando, tratando de recordar.

De manera que el pensamiento, en su deseo de averiguar qué es la verdad, está observando siempre en función del pasado. Ésa es la dificultad de la búsqueda. Cuando buscamos, tenemos que poder identificar lo que hemos encontrado; y lo que encontramos y podemos reconocer es el pasado. Es obvio, pues, que el pensamiento es tiempo; esto es sencillo, ¿no es así? Ayer tuvimos una experiencia de gran deleite, pensamos en ella y deseamos que se repita mañana.
El pensamiento, pensando en algo que le ha brindado placer, lo desea mañana otra vez; así pues, “mañana” y “ayer” constituyen el intervalo de tiempo en el cual vamos a disfrutar de ese placer, en que vamos a pensar en él. El pensamiento, por lo tanto, es tiempo; y el pensamiento nunca puede ser libre porque es la respuesta del pasado.

¿Cómo puede el pensamiento encontrar algo nuevo? Esto es posible sólo cuando la mente está completamente silenciosa; no porque ella desea encontrar algo nuevo, pues entonces ese silencio surge por un motivo, y por lo tanto no es silencio.

Si ha comprendido esto, lo ha comprendido todo y hasta se ha contestado su pregunta. Siempre está usando el pensamiento como un medio para encontrar, para preguntar, para inquirir, para observar. ¿Quiere eso decir que el pensamiento puede saber qué es el amor?

El pensamiento puede conocer lo que llamamos amor y exige ese placer otra vez en nombre del amor. Pero no es posible que el pensamiento, siendo el producto del tiempo, el producto de la medida, pueda comprender o dar con eso que no es mensurable. Entonces surge, pues, la pregunta de: ¿cómo podemos lograr que el pensamiento esté silencioso? No podemos. Quizás podamos profundizar en eso en otra ocasión.

I.:
¿Necesitamos normas que guíen nuestra vida?

K.:
¡Señora, usted no ha escuchado nada de lo que he estado diciendo durante esta charla! ¿Quién va a establecer las normas? Las iglesias lo han hecho, los gobiernos tiránicos lo han hecho, o usted misma ha establecido las reglas de su propia conducta, de su propio comportamiento. Y usted sabe lo que eso significa: una batalla entre lo que usted cree que debe ser y lo que usted es. ¿Qué es más importante: comprender lo que usted debe ser, o lo que usted es?

I.:
¿Qué soy yo?

K.:
Vamos a averiguarlo. Le he dicho lo que usted es: su país, sus muebles, sus ambiciones, su responsabilidad, su raza, sus idiosincrasias y prejuicios, sus obsesiones, ¡usted sabe lo que es! Mediante todo eso usted desea averiguar la verdad, Dios, la realidad.

Y como la mente no sabe cómo liberarse de todo esto, nos inventamos algo, un agente exterior, o le damos un significado a la vida. Por lo tanto, cuando comprendemos la naturaleza del pensamiento –no verbalmente, sino que somos realmente conscientes de ello–, entonces, cuando tengamos un prejuicio, observémoslo, y veremos que nuestras religiones son un prejuicio, y que la identificación con la patria también es un prejuicio.

Tenemos tantas opiniones, tantos prejuicios; basta con sólo observar uno de ellos completamente, con nuestra mente, con amor; ocuparse de él, observarlo. No digamos «no debo» o «debo», sencillamente mirémoslo. Y entonces veremos cómo vivir sin prejuicio alguno. Sólo una mente libre de prejuicios, de conflictos, puede ver qué es la verdad.

lunes, 24 de mayo de 2010

Krishnamurti: La competición oculta el verdadero estado del ser.

La competición oculta el verdadero estado del ser

Interlocutor
: Me gustaría no ser competitivo, pero, ¿cómo puede uno existir sin competir en esta sociedad tan altamente competitiva?

Krishnamurt
i: Ve, damos por sentado que debemos vivir en esta sociedad competitiva, de manera que hay una premisa ya establecida y partimos de ella. En tanto diga:”debo vivir en esta sociedad competitiva”, usted será competitivo.

Esta sociedad es codiciosa, adora el éxito, y si usted también quiere triunfar, naturalmente debe ser competitivo. Pero el problema es mucho más profundo y significativo que la simple competitividad.

krishnamurti7¿Qué yace detrás del deseo de competir? En todas las escuelas se nos enseña a competir, ¿verdad? La competición pone de manifiesto en la asignación de calificaciones, comparando al estudiante torpe con el listo, anunciando continuamente que el pobre muchacho puede llegar a ser el presidente o el máximo responsable de la General Motors, ya conocen todo este asunto.







¿Por qué ponemos tanto énfasis en la competición?
¿Cuál es el significado que hay detrás?

Para empezar, la competición significa disciplina, ¿no es así? Usted debe controlarse, conformarse, acatar el orden establecido, debe ser como todos los demás, sólo que mejor, de modo que se disciplina para lograr éxito.

Por favor, sigan esto. Dónde exista el incentivo a la competición, también debe haber el proceso de someter la mente a la disciplina de cierto patrón de acción y, ¿no es ésa una de las formas de controlar al muchacho o la muchacha? Se nos ha educado en la creencia de que, si uno desea llegar a ser algo, debe controlarse, disciplinarse, competir, y eso mismo estamos inculcando a nuestros hijos.¡Y, no obstante, hablamos de darle al niño libertad para investigar, para descubrir!

La competición oculta el verdadero estado del ser. Si usted quiere comprenderse a sí mismo,
¿competirá con otro, se comparará con otro?
¿Puede usted comprenderse a sí mismo por medio de la comparación?
¿Comprende cosa alguna por medio de la comparación, del juicio?
¿Comprende una pintura si la compara con otra, o sólo se comprende cuando la mente está completamente atenta al cuadro sin comparación?

¿Qué estás haciendo con tu vida?

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© KFA
Extraído de FLK (Fundación  Krishnamurti Latinoamérica)

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