Bert Hellinger: Un camino hacia la Felicidad
“El movimiento sanador comienza con la unión con nuestra madre.Por esa razón aquello que se percibía como disyuntivo, aquello que nos separaba de nuestra madre, vuelve a unirse.”
Entrevista de Esther Lak
Bert Hellinger nació en Alemania en 1925, 
estudió filosofía, teología y pedagogía. Durante 16 años trabajó como 
misionero de una orden católica en Sudáfrica. 
Más tarde se graduó como psicoanalista y a través de la Dinámica de grupo, la Terapia primaria, el Análisis transaccional y diversos métodos de hipnoterapia; llegó a desarrollar su propia terapia sistémica y familiar.
Su método de configurar Constelaciones familiares enfocado directamente hacia la solución le valió el reconocimiento como uno de los terapeutas claves del mundo psicoterapéutico actual.
Más tarde se graduó como psicoanalista y a través de la Dinámica de grupo, la Terapia primaria, el Análisis transaccional y diversos métodos de hipnoterapia; llegó a desarrollar su propia terapia sistémica y familiar.
Su método de configurar Constelaciones familiares enfocado directamente hacia la solución le valió el reconocimiento como uno de los terapeutas claves del mundo psicoterapéutico actual.
¿Cómo podemos ser felices o hacer un camino hacia la felicidad?
La felicidad empieza muy temprano, empieza
 con la madre y se sigue manteniendo en la relación con ella. El camino 
de la felicidad se interrumpe cuando perdemos el contacto con la madre, 
por supuesto también con el padre pero eso está en segundo lugar. 
Se puede observar, por ejemplo; yo lo hago a veces cuando miro la televisión, miramos a los actores o a los que están hablando, y entonces mi mujer pregunta: "¿Cuál es la relación de éste con su madre?"
Se puede observar, por ejemplo; yo lo hago a veces cuando miro la televisión, miramos a los actores o a los que están hablando, y entonces mi mujer pregunta: "¿Cuál es la relación de éste con su madre?"
Se 
puede ver enseguida, el que está en conexión con su madre brilla, tiene 
una expresión de alegría y es amado por otros, eso se nota fácilmente; o
 cuando uno viene y dice que no está feliz, entonces yo pregunto por su 
madre, por su relación con su madre. 
Yo tengo en mi corazón a la madre de esta persona ya presente con respeto y como yo respeto a su madre puedo llevarlo hacia su madre y de pronto comienza, también, a radiar, a brillar. Éste es un camino a la felicidad.
Yo tengo en mi corazón a la madre de esta persona ya presente con respeto y como yo respeto a su madre puedo llevarlo hacia su madre y de pronto comienza, también, a radiar, a brillar. Éste es un camino a la felicidad.
| "Quien no toma a su madre no tiene éxito, fracasa en todos los planes." | 
¿Es reparable la relación con la madre? 
Ya que para muchos es una relación de conflicto.
Los conflictos son necesarios. Muchas 
relaciones con la madre están bloqueadas porque tenemos expectativas con
 respecto a esa persona que va más allá de lo que se puede esperar de un
 ser humano; y si los padres fueran perfectos, si la madre fuera la 
ideal, nosotros no seríamos capaces de vivir, no tendríamos la fuerza 
para vivir. 
Somos capaces de vivir porque nuestros padres tienen 
errores. Eso es lo que nos introduce en la verdadera vida, o sea, amamos
 a nuestros a padres así como son, tal cual como son, y así nos volvemos
 felices.
Estaba pensando, si todo lo que nosotros recibimos de nuestros padres, cosas que nos duelen por ejemplo, ¿todo es perdonable?
Un hijo que está perdonando, está acusando
 al mismo tiempo a los padres, se está poniendo por encima de ellos, y 
pierde a los padres, su suerte y su felicidad. Todo lo que sucede en 
cuanto lo puedo aceptar, decir que sí, así como fue se convierte en una 
fuerza; en cuanto lo rechazo o lo perdono quedo débil, me pongo por 
encima y la vez quedo pequeño.
¿La aceptación no es ponerse por debajo en una situación, entonces?
No lo estoy aceptando, le estoy diciendo 
que sí, si lo acepto así soy pasivo, cuando le digo que sí soy activo y 
al decir que si algo se transforma, al aceptar no se transforma nada. Es
 una diferencia importante.
Si en mí existiera un brillo por el tipo de relación que tengo con mi madre, ¿qué le pasaría a mi madre para conmigo?
Ella por supuesto también está feliz; 
sobre todo se abre el corazón de la madre y su amor puede fluir hacia 
ti, las dos van a estar felices.
Había una vez un hombre que me dijo que su
 madre lo odió cuando era pequeño y ella vivía muy cerca de donde era 
este curso; entonces le dije: "vete a visitarla". Al otro día volvió, 
estaba radiante y le dije: ¿pero qué hiciste?, fui y le dije a mi madre:
 "estoy contento de que me pariste...", y la madre brillaba, radiaba y 
él también. Tan fácil es la felicidad.
¿Cómo nos preparamos entonces, para ser buenas madres, o ser de las madres que queremos brillar en los ojos de nuestros hijos?
Muy simple: amar a la madre de uno mismo. Ahora tú también brillas...
Con la idea de cerrar esta nota, 
quería preguntar acerca de cómo queda el lugar del padre, ya que 
hablamos solo del lugar femenino 
¿El padre se reivindica, tiene 
protagonismo o por el simple hecho que la madre ocupa el lugar que tiene
 que ocupar esto se da por añadidura?
Sí, el padre está en segundo lugar. Pero 
hoy día los padres están muchas veces excluidos, y el padre que está 
excluido pone triste a la madre, la hace infeliz. 
Para que la madre sea 
feliz ella tiene que respetar y amar al padre y eso no siempre es muy 
simple porque los hombres son distintos, los tenemos que amar así como 
son: distintos. Y los niños necesitan al padre, porque para la felicidad
 es necesario que ellos puedan tener al padre. 
Entonces niños felices 
son aquellos que son mirados por la madre y, la madre a través de este 
niño ama también al padre; y el padre mira a los hijos y a través de 
ellos ama también a la mamá. Ese tipo de niños son felices.

La madre y el éxito
Bert Hellinger
…les voy a contar algo sobre los órdenes 
del éxito. Hemos descubierto una cosa muy importante, tan simple que me 
avergüenzo de decirla. ¿La digo?
El éxito tiene el rostro de la madre. 
Así 
como una persona se comporta con respecto a su madre, así se relaciona 
con el éxito. Si tiene una buena relación le irá bien, tendrá éxito en 
cualquier campo. Quien la rechaza, no.
También en una relación de pareja. La 
relación de pareja sería nuestro éxito más grande, y la cosa más difícil
 que existe. Lo más hermoso y lo más difícil suelen ir juntos…
Hace poco una mujer vino a un seminario y 
me dijo que tenía muchas ganas de estar en pareja con un hombre. 
Entonces le pregunté que qué tal le iba con su madre. La tensionó dominó
 su rostro al momento.
Y yo le dije: “Sin madre no hay hombre”.
De igual manera, para un hombre, podría afirmar: “Sin madre, no hay mujer”.
Y ésta es la base del éxito. Quien no toma a su madre no tiene éxito, fracasa en todos los planes.
Con esto, en realidad, ya lo expreso todo.
Ejercicio para acercarnos a nuestra madre
Cierra los ojos
Observa las imágenes que te separan de la 
madre, ligadas a emociones de dolor: al miedo, a la tristeza, a la 
rabia, a la desesperación… donde decidiste que te quedabas detenido o 
 detenida sin poder avanzar hacia ella.
Prueba a ir más atrás, a las imágenes de 
felicidad previas a esos momentos. Deja que emerjan como muertos que 
resucitan: la felicidad más profunda en el seno de la madre, en sus 
brazos, amados por ella. 
Deja que esas imágenes internas anteriores a 
todo cubran las imágenes que se quedaron detenidas en el dolor y en el 
sufrimiento. De manera que esas imágenes de felicidad comiencen a 
resplandecer, mientras que las otras desaparecen como la niebla.
Y ahora efectuamos en nuestro interior un 
movimiento hacia nuestra madre, muy lentamente, a pequeños pasos, a 
pesar del miedo, a pesar de la rabia, a pesar de la desilusión… Y 
miramos a nuestra madre a los ojos.
Observamos cómo resplandecen de amor.
Y damos un paso. Y otro. Y otro.
Para acabar al final en brazos de nuestra madre.
Y le decimos: “Querida mamá”. Mientras que ella nos dice: “Mi niño amado. Mi niña querida”.
Y estas hermosas imágenes en armonía con 
la madre de cada uno nos las llevamos en la vida que viene con 
posterioridad a ello, atravesando la juventud.
Con el resplandor que habéis sentido con 
estas imágenes ilumináis las otras imágenes, las que estaban llenas de 
pesar y tormento, sintiendo que la fuerza es diferente y que se pueblan 
de un nuevo amor, de felicidad.
En ese momento encontramos una pareja.
También esta pareja se ilumina del 
recuerdo luminoso que surge de la relación con nuestra madre. Ahora nos 
sentimos libres para estar en una relación de pareja.
Nuestra pareja viene atraída por este 
amor, y nosotros vamos a su encuentro. Y, con los ojos llenos de luz – 
llenos del amor de nuestra madre -, le miramos a los ojos, y le decimos: “Te quiero”.

 
 






 J. Krishnamurti (1895-1986) fue un conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual.
J. Krishnamurti (1895-1986) fue un conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual.






