EL KARMA
por Elina Oliviero
Seguro que en alguna ocasión oíste a alguien decir que la vida “es cuestión de karma” o que algo bueno o malo le pasó por culpa del karma. Lo cierto es que este concepto tan ligado a la filosofía budista está muy relacionado con la idea de que si hacemos algo, tarde o temprano cosechamos su efecto.
En el budismo no existe un dios controlador, sino leyes que vienen de la naturaleza y las personas tienen libre albedrío para aplicarlas o no. Por tanto, hacer el bien o el mal depende de cada uno. Esa decisión provoca consecuencias de las que somos, en gran parte, responsables.
Acción
La palabra karma significa 'acción' y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Nuestra acciones dejan huellas e impresiones que forman imágenes en nuestra mente.
Con el tiempo, esas imágenes producen sus correspondientes resultados. Nuestra mente es como un campo de siembra y las acciones que cometemos, las semillas que allí se plantan.
Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento.
Estas semillas permanecen ocultas hasta que dan fruto cuando se reúnen las condiciones necesarias para su germinación. Además, según el planteo oriental, desde que se realiza la acción original hasta que se perciben las consecuencias, pueden transcurrir varias vidas.
“El karma es experiencia, la experiencia crea memoria, la memoria crea imaginación y deseo, y el deseo crea de nuevo el karma”, decía el escritor Deepak Chopra.
Cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física y experiencias únicas que son efecto de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado. No hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas.
Ninguna persona puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otra. Cada ser posee su propio karma individual. Unos tienen un físico atractivo y otros, no. Algunas personas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas. Algunas personas entienden con facilidad el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras.
El nudo infinito simboliza la interconexión entre las causas y los efectos, un ciclo kármico que continúa eternamente.
Como resultado de nuestras acciones o karma, renacemos en este mundo las veces que sea necesario para poder rectificar los errores. Sufrimos porque hemos cometido numerosas acciones perjudiciales en vidas pasadas.
El origen de estas malas acciones son nuestras propias perturbaciones mentales, como el odio, el apego y la ignorancia de aferrarnos a lo que vamos a dejar. También contamos con conquistas virtuosas esenciales como apoyo para poder modificar nuestro pasado. La meta es crecer en sabiduría y amor
La imagen del símbolo del karma, que es un nudo sinfín, sirve para entenderlo mejor. Es un motivo cultural que se encuentra comúnmente en Asia.
El nudo infinito simboliza la interconexión entre las causas y los efectos, un ciclo kármico que continúa eternamente. Este mismo nudo infinito es el que se encuentra en el centro de la rueda budista de oración.
Los tipos de karma
El karma, tradicionalmente, se ha separado en tres tipos:
1- Prarabdha karma: Este es un karma automático, que sucede en el mismo momento en el que se está llevando a cabo la acción.
Por ejemplo, la satisfacción automática que se siente al ayudar a quien lo necesita, o el sentimiento negativo que se sufre cuando se hace daño a alguien.
2- Sanchita karma: Este segundo karma hace referencia a los recuerdos negativos o positivos que quedan en nuestra mente después de haber realizado una buena o una mala acción.
Por ejemplo, el dolor de no haber hecho una declaración de amor o la alegría de recordar la cara de felicidad de alguien a quien ayudaste.
3- Agami karma: Por último, está el karma que hace referencia a los efectos que tendremos en el futuro por una acción del presente. Por ejemplo, cuando el haberle hecho mal a alguien se vuelve en contra porque nadie quiere relacionarse contigo.
Transmutar el karma
La Filosofia Kármica que practicamos en la Fundación Fhers cuenta con un instrumento único para conocerse y poder transmutar ese karma que traemos de vidas pasadas: es la Carta Natal Kármica.
Se trata de una herramienta de autoconocimiento personal.
A través de signos, casas y aspectos armónicos e inarmónicos, se detallan tanto las virtudes como las cosas que venimos a revertir. Esto nos da la pauta del karma que venimos a transmutar.
El karma está grabado dentro nuestro en forma de imágenes mentales. Para rectificarlo, al igual que una computadora, debemos cambiar esa imagen por una virtud, contraria al defecto observado.
Para poder realizarlo, nuestro cuerpo debe estar en equilibrio con una alimentación natural y saludable; flexible gracias a la práctica de movimiento físico consciente y depurado con una respiración nasal diafragmática.
Hay que aprender a observar y utilizar la mente para poder meditar y así modificar nuestro karma: cambiar la semilla que encontramos para tener una cosecha diferente.
Finalmente, comprendemos que todo puede ser rectificado, nada es determinante ni fijo. Llevará más o menos tiempo, depende de cada uno de nosotros.
Modificar el karma tiene como premisa conocerse, para saber qué tengo que cambiar, cultivar virtudes y hacerlo en tiempo propicio.
La Astrología Kármica cumple con esas premisas y nos da instrumentos comprobables para realizarlo.
Para lograr esta transmutación todos contamos con un dharma, es decir, virtudes de vidas pasadas, que nos facilitan el aprendizaje en este planeta-escuela que es la Tierra. Son el apoyo para dejar atrás el pasado, iniciar una vida nueva y poder contribuir también para la construcción de un mundo mejor.
"Quien se atreve a cambiar la forma de ver la vida, puede hacer que su vida, cambie de forma". fuente
MAS INFO: https://buenasiembra21.com/?s=astrologia+
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