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miércoles, 27 de junio de 2012

El Arte Perfecto de la Creación

EL ARTE PERFECTO DE LA CREACION

Escrito por  Brad Hunter



El Universo se desdobla. La geometría y la matemática son el lenguaje común en el arte de lo anónimo que todo lo rige.

  El Universo se desdobla a sí mismo utilizando un protocolo divino de fractalidad, bajo el cual la parte es el patrón de diseño y, mediante la autosimilitud, conforma el todo.

La física moderna comienza así a reafirmar lo que creían geniales artistas y científicos como Leonardo Da Vinci y Aristóteles: que la creación es el “state of art” y que el ser humano, en su afán de alcanzar la perfección divina, busca mediante el arte estimular su capacidad de creación.

Así pues, según la clasificación aristotélica, el arte se aplica a la música, la poesía, la plástica y también a toda ciencia como la medicina, la arquitectura, la ingeniería, el diseño industrial, etcétera.





La geometría y la matemática son lenguajes comunes al arte de lo armónico que rige todo patrón creativo. El sonido posee un orden en octavas, cada frecuencia posee un equivalente en color, en geometría y en valores matemáticos.

Los patrones universales portadores del lenguaje de la creación divina emergen de la geometría sagrada. La ciencia, a medida que avanza en su estudio y comprensión de lo creado, descubre la genial simpleza utilizada por el artista primero, el Creador.

Prácticamente todas las estructuras de la creación están construidas a partir de preceptos ligados a modelos geométricos que se autorreplican.

Desde las catedrales góticas, pasando por las obras renacentistas, incluso la máscara de oro del faraón egipcio Tutankamón, se conforman de desdoblamientos áuricos o escalares que se rigen por los mismos patrones universales que descubrió la Nasa, y que establece el sistema solar para ordenar a los planetas en sus respectivas órbitas alrededor del Sol.

El arte matemático y la repetición Leonardo Fibonacci fue un famoso matemático italiano nacido en1170 que, observando los patrones de crecimiento y ordenamiento en la naturaleza, descubrió una sucesión de desdoblamiento infinita y fractal que respondía a secuencias numéricas que imprimían un ritmo de crecimiento ordenado secuencialmente.

Todo lo creado respondía a la armonía de la repetición. Es decir que la sucesión se inicia con 1 y 1, y a partir de ahí cada elemento es la suma de los dos anteriores (1+1=2 y 2+1=3, y así sucesivamente).

Fibonacci también descubrió que dicha progresión logarítmica se desdoblaba conformando un espiral que denominó “espiral áurico”, el cual fue utilizado en todas las obras maestras del arte renacentista.

La geometría sagrada se proyecta a la vida, la luz, la cosmología, la geomancia, hasta los estratos cuánticos de la existencia.

El arte de la creación se podría entender como un sistema de autorreconocimiento y replicación de la conciencia universal, que siguiendo patrones geométricos implosiona para autocontener la energía y densificarla hasta crear materia.

Fue el genial Albert Einstein quien afirmó que la materia no era otra cosa que energía densificada.

Por su parte Max Planck, padre de la física cuántica, completó en años posteriores los dichos de Einstein diciendo que debía de haber una mente gigante e inteligente que mantenía a la energía densificada para crear materia. Hermes Trimegisto, en el antiguo Egipto, dejó escrito en la Tabla de Esmeralda un principio universal que establece que “todo es mente” y que por ende, “todo lo que existe es una creación mental”.

Jorge Luis Borges, escritor preferido de los físicos cuánticos, disparó una frase genial que asegura que somos ni más ni menos que el pensamiento en la mente de un gigante.

El Universo es una obra de arte que con su propia observación expande la conciencia creadora, por ello la observación determina un camino interior o espiritual en el que el espectador es remitido a un plano esencial, más allá de las coordenadas sensoriales y emocionales que fueron generadas por el entorno cultural.

Las configuraciones de los patrones únicos de luz, formas y/o sonidos universales y comunes de la creación funcionan como portales que, de ser entendidos no por la razón sino por el espíritu, ofrecen un acceso a la fuente de las verdades universales que la evolución de la conciencia nos requiere para entender y alcanzar al Creador.

La guía de la creación 

Si el Universo se desdobla a sí mismo, podríamos decir que nosotros, como manifestación de lo creado, somos coartistas y con destellos infinitesimales de conciencia aportamos arte y creatividad en una obra cósmica que se recrea con cada nueva pincelada.

La creencia de un creador de nuestro universo siguiendo un mapa geométrico fue compartida por diversas culturas antiguas. Platón, influido por las matemáticas pitagóricas, aseguró que Dios se “geometriza” continuamente.

Los mayas, en Centroamérica, creían en la existencia de una conciencia universal que podía ser entendida a partir de la matemática y los ciclos que rigen el orden cósmico.

Pitágoras y su matemática atribuían a las proporciones armónicas de la naturaleza, la mejor medicina, ya que sintonizando la naturaleza el cuerpo humano resonaba en el latir esencial que le impartió la vida.

Los científicos actuales creen en la existencia de registros fractales de transformación y evolución de la materia, matrices que como lienzos de un cuadro son la base mediante la cual se desdobla la conciencia creadora del artista, que crea y recrea lo creado a cada instante.

Cada uno de nosotros, como aprendices de arte, comenzamos con el mamarracho reflejando nuestras más primitivas formas de ser creadores. Arthur Koestler acuñó el término holón para describir algo que es simultáneamente un todo y una parte.

Este orden holónico, o estabilidad orgánica estratificada, es la forma en la que la naturaleza surge y construye sobre sí misma a través de la autoorganización dentro de campos dinámicos de información o campos mórficos.

Cada uno de nosotros es una especie de espejo cósmico que proyecta en su vida los procesos del universo y en el intento por comprenderlos reside la espiritualidad.

La espiritualidad no es otra cosa que una forma de arte creativo, la fuerza de vida que es la unidad inherente a todas las cosas. Somos el artista y el cuadro que pintamos.

El reto central de existir radica en la forma de arte que elegimos para crear nuestras vidas. En este sentido el arte es el mapa y la memoria que nos encausa en el camino de reencuentro con el Artista Primero, ya que nosotros somos su obra.

Nota pulblicada en la REVISTA EL PLANETA URBANO

http://www.elplanetaurbano.com/2012-03-02-08-41-59/planeta-x/item/225-el-arte-perfecto-de-la-creación

MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/arte/index.html

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