A simple vista, el Sol parece un astro sereno, liso y de luminosidad constante. Sin embargo, las investigaciones de las últimas décadas han demostrado que tranquilo es un antónimo para definir su estado. La liberación de grandes cantidades de energía provoca diversos fenómenos explosivos en su superficie: son las tormentas solares o geomagnéticas. Sus efectos podrían llegar a ser catastróficos en la Tierra si adquieren la suficiente intensidad. La red eléctrica, los satélites o las comunicaciones podrían dejar de funcionar. Por ello, los científicos recomiendan más investigaciones para comprender mejor la meteorología espacial y poder evitar los negativos efectos de estos fenómenos naturales.
- Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
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En 2012 podría producirse una tormenta solar de especial intensidadEn teoría, una tormenta geomagnética puede afectar a los sistemas basados en la electricidad, como las redes de alta tensión, los gaseoductos y oleoductos, los cables de telecomunicación a larga distancia, los sistemas de señalización terrestre, o los de comunicaciones y navegaciones, como el GPS o las ondas de radio y televisión. Los satélites, los teléfonos móviles o los sistemas que permiten volar a los aviones podrían sufrir interferencias o hasta dejar de funcionar.
Algunas tormentas solares son más bruscas que otras, ya que la actividad solar tiene ciclos que cambian cada once años. Según un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), en 2012 podría producirse una de especial intensidad. El informe, titulado "Fenómenos del tiempo espacial severos, impactos sociales y económicos" señala que los sistemas eléctricos podrían quedar inoperativos. Este contratiempo podría resultar catastrófico en las actuales sociedades, cada vez más tecnológicas y dependientes del consumo eléctrico. Sistemas tan vitales como la luz, la energía, el abastecimiento de agua, el transporte, los mercados, o las comunicaciones dependen del buen funcionamiento de las redes eléctricas, cuyos sistemas son especialmente sensibles a estas tormentas.
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Cómo combatir los efectos de una tormenta solar
Si el punto débil se halla en el sistema eléctrico, la vacuna contra las tormentas solares sería reforzar las redes de suministro. Es la propuesta de la compañía estadounidense MetaTech, especializada en daños electromagnéticos. La idea sería añadir unas pequeñas resistencias en las conexiones de los transformadores de tierra. Esta medida, según los responsables de esta empresa, reduciría de forma significativa la cantidad de corrientes geomagnéticas inducidas en el flujo de la red.Unas resistencias colocadas en las redes eléctricas podrían ayudar a combatir el problemaLos expertos de MetaTech señalan que estas resistencias, en su forma más simple, tendrían el tamaño de una lavadora y estarían fabricadas en hierro fundido o en acero inoxidable. Su precio no sería superior a los 30.000 euros. Según sus cálculos, para proteger las redes de EE.UU. sería necesaria una inversión de unos 110 millones de euros.
Las investigaciones científicas serían también útiles para lograr soluciones más acertadas. Los científicos empiezan a entender algunos de los fenómenos que ocurren en el Sol, pero todavía hay muchas incógnitas. Desde los años 90, algunos investigadores han empezado a trabajar en la denominada "meteorología espacial". Su objetivo es conocer mejor cómo funcionan estas tormentas solares para poder predecir con antelación cuándo ocurrirán, con qué intensidad, y cómo afectarán a la sociedad. En España, algunos científicos trabajan en esta línea de investigación, como el grupo del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá.
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STEREO no es el único satélite destinado al estudio solar. SOHO, ACE o WIND son observatorios espaciales que ofrecen desde hace años datos sobre el viento o el campo magnético interplanetario. Por su parte, la misión espacial Cluster, compuesta de cuatro sondas que forman entre sí un tetraedro, permite obtener información tridimensional sobre la magnetosfera terrestre y los flujos de partículas que recibe.
El futuro de la exploración espacial, en peligro
Las misiones espaciales también podrían depender de estas investigaciones y los remedios que puedan lograrse. La atmósfera y la magnetosfera terrestres defienden, en condiciones normales, a los seres humanos de este tipo de radiaciones. Sin embargo, en el espacio, los astronautas carecen de esta protección y, por lo tanto, están expuestos a dosis letales en potencia. Las partículas de alta energía generan cambios cromosomáticos en las células de los tejidos, que pueden derivar en efectos cancerígenos. En una misión tripulada a Marte, los astronautas podrían recibir este tipo de radiaciones durante dos años. Por ello, no sólo habría que conocer las dosis que se pueden tolerar, sino también sus efectos a largo plazo
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