El acercamiento tendrá su máximo el19 de marzo, cuando la Luna esté a unos 355 mil kilómetros de nuestro planeta. Recordemos que la distancia promedio que nos separa de ella es de 384 mil kilómetros, por lo que esta pequeña variación -según los expertos- solamente tendrá alguna ligera influencia en la magnitud de las mareas.(ojo!)
El próximo fin de semana tendremos la oportunidad de apreciar que la Luna se encuentra en su punto más cercano a la Tierra desde 1992.
Este fenómeno, a veces llamado “superlunas” (supermoons) ocurre con cierta periodicidad, debido a las peculiaridades que posee su órbita. No vamos a enumerarlos a todos, pero para poder calcular exactamente donde se encuentra la Luna respecto de la Tierra en cada momento hace falta tener en cuenta, por lo menos, varios cientos de términos.
A grandes rasgos, se acepta que la Luna tarda en dar una vuelta alrededor de la Tierra 27 días, 7 horas y unos 43 minutos. Pero este valor es verdadero solo si considera su giro respecto al fondo estelar, llamado “revolución sideral”.
Si tenemos en cuenta su movimiento respecto del Sol (revolución sinódica), la duración de una órbita completa es de 29 días, 12 horas y 44 minutos. La diferencia entre ambos valores se debe al avance de la Tierra en su órbita durante una revolución lunar.
Todo esto puede resultar algo complicado de comprender, pero tiene efectos bien concretos sobre la Tierra. Las fases de la Luna, los eclipses y las mareas son influidas por estos movimientos.
Si tenemos en cuenta su movimiento respecto del Sol (revolución sinódica), la duración de una órbita completa es de 29 días, 12 horas y 44 minutos. La diferencia entre ambos valores se debe al avance de la Tierra en su órbita durante una revolución lunar.
Todo esto puede resultar algo complicado de comprender, pero tiene efectos bien concretos sobre la Tierra. Las fases de la Luna, los eclipses y las mareas son influidas por estos movimientos.
Órbita de un cuerpo alrededor de la Tierra (3). El punto 1 es el apogeo y el punto 2 el perigeo.(Pearson Scott Foresman)
La órbita de la Luna es -desde el punto de vista de la Tierra- una elipse.
La distancia que la separa de la nuestro planeta es en promedio de 384.400 kilómetros, pero existen puntos en la órbita en los que se encuentra más lejos o más cerca, que son llamados apogeo y perigeorespectivamente.
Dada la complejidad del movimiento de la Luna, que debido a la distancia que la separa de la Tierra resulta también influida por el campo gravitatorio del Sol, los “nodos” de la órbita lunar no están fijos, sino que dan una vuelta cada poco más de 18 años. Todo esto ha complotado para que el próximo fin de semana podamos ver la Luna en su perigeo.
Sin embargo, debido a que la variación porcentual entre la distancia promedio y la que tendremos la semana próxima no es demasiado grande, es muy posible que el incremento aparente en su tamaño no sea notada a simple vista, salvo para aquellos que acostumbren a disfrutar de la observación lunar cada noche.
Hay gente que cree que este tipo de evento puede asociarse a los desastres naturales.
El razonamiento es más o menos el siguiente: “si la Luna está tan cerca de la Tierra como para mover el agua del océano, tranquilamente puede provocar otro tipo de desastres”. La comunidad científica se encarga periódicamente de desmentir este tipo de especulación.
Por ejemplo, Pete Wheeler, del International Centre for Radio Astronomy, hace unas horas declaró que “no habrá terremotos o volcanes entrando en erupción, al menos que fuesen a suceder de todos modos. La Tierra sólo experimentará mareas más baja y altas que las normales, pero no será nada de lo que debamos preocuparnos”.
Sin embargo, eventos como el terremoto seguido por un tsunami que acaba de azotar Japón no hacen más que reforzar la asociación entre ambos fenómenos.
David Reneke, un astrónomo australiano, asegura que "si nos esforzamos lo suficiente, podemos asociar cronológicamente casi cualquier desastre natural o un evento de otro tipo a cualquier clase acontecimiento que tenga lugar en el cielo nocturno.” Y seguramente tiene razón.
El razonamiento es más o menos el siguiente: “si la Luna está tan cerca de la Tierra como para mover el agua del océano, tranquilamente puede provocar otro tipo de desastres”. La comunidad científica se encarga periódicamente de desmentir este tipo de especulación.
Por ejemplo, Pete Wheeler, del International Centre for Radio Astronomy, hace unas horas declaró que “no habrá terremotos o volcanes entrando en erupción, al menos que fuesen a suceder de todos modos. La Tierra sólo experimentará mareas más baja y altas que las normales, pero no será nada de lo que debamos preocuparnos”.
Sin embargo, eventos como el terremoto seguido por un tsunami que acaba de azotar Japón no hacen más que reforzar la asociación entre ambos fenómenos.
David Reneke, un astrónomo australiano, asegura que "si nos esforzamos lo suficiente, podemos asociar cronológicamente casi cualquier desastre natural o un evento de otro tipo a cualquier clase acontecimiento que tenga lugar en el cielo nocturno.” Y seguramente tiene razón.
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