TRANSFORMANDO EL ENOJO A TRAVEZ DEL AMOR COMPASIVO Y LA ACEPTACION
El enojo es como un torbellino. Llega repentina y violentamente. Si es nutrido, puede crecer y convertirse en una fuerza violenta y destructiva. Si no es alimentado, desaparece tan rápidamente como se formó.
SENTIR enojo no es el problema.
ALIMENTARLO, lo es. Nuestros pensamientos son el viento que alimenta el tornado.
No importa qué tan fuertemente la ira pueda haberse sostenido en el interior, el momento en que tomamos conciencia que estamos enojados es el momento en el que tenemos una preciosa oportunidad.
Si nos convertimos en el observador, cesamos de SER la emoción. Creamos un espacio entre nuestra consciencia y el flujo de la emoción. Detenemos al viento.
En este espacio, es posible buscar y alcanzar una perspectiva diferente. Si podemos pensar "Oh!!, me estoy sintiendo enojado", podemos también pensar "Elijo no estar enojado. Elijo ser amor".
Cuando hacemos esto, algo mágico sucede. Nuestra resonancia emocional cambia por completo. El viento que alimenta el embudo cesa de soplar y el tornado de nuestro enojo pierde fuerza rápidamente.
Si podemos continuar con esta elección en cada momento sucesivo durante un período de tiempo, la vibración resonante de odio en nuestro interior se extinguirá por completo.
Nuestros pensamientos son la clave. Ellos querrán que regresemos a la cosa que "hizo" que nos enojáramos.
Debemos girarlos en cambio a una nueva solución; para buscar en forma activa una nueva perspectiva a partir del amor compasivo y la aceptación inequívoca hacia lo que está siendo experimentado.
Desde este lugar de neutralidad calma, podemos entonces apropiadamente responder a cualquier situación a partir de una mente clara y un corazón iluminado.
Al principio esto puede crear argumentos internos, cuando tratamos de convencernos que tenemos derecho a enojarnos. Eligiendo amar aún cuando tengamos una buena razón aparente para no hacerlo, es CÓMO manifestamos el Cielo en la Tierra.
El enojo es la resistencia a lo que es.
La Aceptación honra cada momento tal cual es y ofrece nuevas e inesperadas soluciones desde una perspectiva superior.
El juicio es agradable porque se siente bien estar en lo correcto.
Se siente mucho mejor ser Amor.
La ira y el juicio nos atan a la ilusión.
La Aceptación nos libera.
El amor nos brinda las alas para volar.
Traducción: Alicia Virelli
Fuente: Hijos del Sol
Enviado por: Manantial Difusión (caminoalser)
KRISHNAMURTI; El amor no se cultiva
El amor no puede cultivarse. El amor no puede dividirse en divino y físico; sólo es amor ‑no se trata de que usted ame a una sola persona o a muchas-.
Es absurdo preguntar: «¿Ama usted a todos?» Vea, a una flor que tiene perfume no le preocupa quién viene a aspirarlo o quién la desdeña. Así es el amor.
El amor no es un recuerdo. No es cosa de la mente o del intelecto.
Adviene naturalmente como la compasión, cuando todo este problema de la existencia ‑miedo, codicia, envidia, desesperación, esperanza- ha sido comprendido y resuelto.
Un hombre ambicioso no puede amar. Un hombre apegado a su familia no ama. Tampoco los celos tienen algo que ver con el amor. Cuando usted dice: «Amo a mi esposa», en realidad no es eso lo que quiere decir, porque al instante siguiente está celoso de ella.
El amor implica gran libertad ‑que no es hacer lo que a uno le plazca-.
Pero el amor llega tan sólo cuando la mente está muy quieta, no interesada ni centrada en sí misma. Éstos no son ideales.
Si en usted no hay amor, haga lo que hiciere, ir tras todos los dioses de la Tierra, desarrollar todas las actividades sociales, tratar de reformar la pobreza, dedicarse a la política, escribir libros, poemas, etc., aunque haga todo eso, es un ser humano muerto.
Sin amor, los problemas aumentarán, se multiplicarán interminablemente. Y con amor, haga usted lo que hiciere, no hay riesgo alguno, no hay conflicto.
El amor es, entonces, la esencia de la virtud. Una mente que no se halla en estado de amor, no es en absoluto una mente religiosa. Y sólo la mente religiosa está libre de problemas y conoce la belleza del amor y la verdad
23 de noviembre; Obras Completas de J. Krishnamurti - Vol XV
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