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martes, 30 de agosto de 2011

LA VISION PROFETICA DEL ANAHUAC

LA VISION PROFETICA DEL ANAHUAC


“Al final del Quinto Sol, la humanidad habrá recibido las bases, para generar la alquimia que le convierte en luz”

Con el Pueblo del Jaguar, ubicado en el país del hule, llamado también región de los Tenocelome, es donde brota la idea de lo Olmeca, en donde se desarrolla la cultura Madre del Anahuac.

Muchos misterios  acompañan al Olmeca, incluido su propio génesis, indudablemente que hace honor a ello tomando como su Tótem al enigmático jaguar, a todo lo que este animal representa en lo visible y en lo no visible, en lo tonal y en lo nagual.

Me atrevo a definir a los Olmecas, como: seres de conciencia despierta, sabios conocedores del origen, de la envoltura, movimiento y medida de las cosas.

En los albores de la cultura Olmeca aparece su primer emblema, el de la serpiente, asociado con uno de los elementos generadores de vida: el agua.

Dando comienzo con ello a uno de los conceptos más hermosos del Anahuac, al de “La Serpiente Preciosa del Agua”, asociando el líquido elemento a la sangre de la tierra, al agua como receptora de la luz, al igual que la sangre portadora del tleyotl (energía vital) en nuestro cuerpo.

La cosmovisión que nos heredan los Olmecas, define un concepto dual, el cual recibe el nombre de Ometeotl. En el sagrado universo todo tiene dos polos, cuya naturaleza es la misma, solamente que expresada en “polos opuestos”.

Este concepto concibe aquello que llamamos materia, de dos formas distintas: una de ellas es pesada, es visible, es percibida con los sentidos ordinarios; otra de ellas es ligera, sutil imperceptible para el ser humano en condiciones normales de vigilia.

Los Dioses están hechos de materia sutil y los seres mundanos de una combinación de ambas: pesada y sutil, es decir tonal y nagual. Más ambas materias están hechas de la misma substancia divina y deben reconciliarse, operándose con ello una metamorfosis y finalmente una transmutación de lo burdo y pesado, en algo sutil y ligero.

La cosmopercepción Olmeca, su filosofía, su razón del existir, esta expresada claramente en su escultura, en el lenguaje de los símbolos. Y en todo el Anahuac se reconoce e identifica una base común, la idea de lo Olmeca.

Su cosmovisión dual es la base fundamental de la creación del universo, al cual llamarón Ometeotl. Ometeotl piensa el origen de todas las cosas y las manifiesta en forma dual, opuesta y complementaria. Lo que da origen a “Ollin”, el continuo movimiento evolucionante de la vida.

La cultura que surge con los llamados Olmecas, muestra la presencia de una filosofía extraordinaria, la que más tarde fuese expresada de forma maravillosa por los Toltecas, mediante el mensaje de la Serpiente Emplumada, de Quetzalcóatl.

Más la Serpiente Emplumada aparece desde el universo Olmeca, es posible verla en las grutas de Juxtlahuaca y en el monumento 19 de la Venta, en Tabasco. Lo que confirma, la antigüedad del concepto, su importancia, la cual estriba en la “reconciliación de los opuestos”.

Otro concepto derivado de todo lo anterior, de Ometeotl, de Ollin, de Quetzalcóatl, es una palabra importante, sumamente significativa, la cual es Atlachinolli, la unión del agua y el fuego, que da como consecuencia una “transmutación” de dichos elementos en una sustancia ligera, que simboliza la conexión con aquello que da origen a todo lo que existe.

Todo lo antes referido tiene un propósito, ubicar al lector en la importancia del ciclo actual que estamos viviendo, en asociación con aquello que fue profetizado mediante el mensaje de la Serpiente Emplumada, el cual manifiesta que al final de la era del Quinto Sol, Nahui Ollin, a la humanidad ya le habrían sido entregadas las bases, para transformar su materia en Luz, lo que a mi parecer es alquimia pura.

Y los Olmecas, a través de su escultura en piedra, en su silente expresión de la sabiduría, del conocimiento, nos dejaron vastas claves, para entender dicho mensaje.

Ubiquemos la importancia del ciclo:

El Quinto Sol, el de Quetzalcóatl, Ollin Tonatiuh, Sol de Movimiento, está entregando al Sol Nahui Cuauhtli el dominio del ciclo. A esta etapa de pasaje se le percibe agudizando “el factor de conflicto”, que presiona a concluir la separatividad del ser, a unificarlo, más todo nuevo nacimiento es doloroso.

La naturaleza horizontal (materia), se siente impulsada hacia el luminoso eje vertical (espíritu), hacia el equilibrio del centro.

En este ciclo, profetizado por el Señor del Tiempo, Quetzalcóatl, aquello que está oculto surge, las “verdades” son reveladas mostrando su antiguo origen y confirmada vigencia, para que en el uso del libre albedrio, cada cual tome su decisión final, definiendo poner o no, su voluntad en ello.

Desde la creación del Quinto Sol, se profetizo, que a la humanidad creada por Quetzalcóatl, se le daría la alternativa de convertirse en LUZ, como el mismo lo hizo.

Nosotros somos esa humanidad, nos encontramos al final del ciclo, la ruta de pasaje hacia la luz, se encuentra expresada en claves, en símbolos, uno de ellos es el arte, en especial el del pasado Olmeca.

Como el tema elegido es el Camino Olmeca, seguiré los sigilosos pasos del jaguar y el reptar de la sabia serpiente, que son su fundamento, para compartir un tema que a mi parecer es alquimia pura, que muestra la clave a seguir, para alcanzar la meta profetizada para el final del ciclo, para esta humanidad.

El linaje de los hombres-jaguar eligió especialmente el camino del arte, concretamente el de la escultura en piedra, para representar su cultura, para transmitir su trascendente “mensaje”.

Aspirando a que la resistencia de la piedra, hiciera factible su presencia al final de la era del Quinto Sol, que es la etapa actual, en donde la Coatl renueva su ropaje, desprendiéndose de su antigua piel.

La clave de esta alquimia, de esta transmutación, recibe el nombre nahua de Atlachinolli. Se trata de una palabra compuesta, el náhuatl es una lengua aglutinante, razón por la cual contiene un significado muy amplio.

Analizando la raíz de la palabra: Atl=agua, Tla=tierra, Chi=rojo, hinchazón, amamantar, Chinolli=cosa quemada, Ollin=movimiento.

La interpretación generalizada es agua y fuego unidos, integrados, originando la “cosa quemada”, que da como consecuencia la transmutación de un elemento pesado en uno ligero, una transformación de lo burdo en lo sutil.

En su expresión simbólica el agua es representación por excelencia de lo femenino, de lado nagual del ser, y el fuego de lo masculino, del lado tonal del ser.

La clave que brinda el Atlachinolli, es la misma que otorga la Serpiente Emplumada, “reconciliar los opuestos”, para poder ascender y evolucionar, para transformarnos en seres de una “mejor calidad”.

Y causalmente la palabra Anahuac, la que nos identifica a todos los habitantes de este territorio ahora llamado México, la que nos otorga una identidad común, detenta esas mismas claves duales que debemos reconciliar.

Anahuac significa tierra rodeada de agua, nuevamente percibimos al nagual (agua), rodeando al tonal (tierra), con el objetivo de juntos armonizarse, a través de la expresión del pensamiento, traducido en acciones, en movimiento.

Lo profetizado para los tiempos actuales, es la manifestación de circunstancias propicias para convertir, nuestra masa perecedera en radiante luz. Esto indica que más allá de lo “evidente”, estamos recibiendo un impulso proveniente de diferentes planos, para que se cumpla aquello que los Olmecas muestran en su arte y que fuera profetizado como una posibilidad para el género humano, al final del Quinto Sol.

Adiciono, que uno de los más importantes propósitos de las cuentas del tiempo en el Anahuac, ha sido el mostrarnos los momentos de influencias propicias para el florecer, no el hablarnos de finales catastróficos y espeluznantes, que a nada conducen. Aunque si nos hacen evidente, que todo está en constante cambio, que nada es para siempre.

LAS CLAVES DE LA TRANSMUTACION:
Son simples, más no fáciles, la base es la reconciliación de los opuestos, en el interior del propio ser. Al hacer consciente a la materia (tonal - cuerpo), de su realidad luminosa (nagual - espíritu), entonces se opera un nuevo nacimiento, el cual se da mediante el ejercicio de la voluntad.

En ello nadie puede ayudar a otro, es el encuentro del ser consigo mismo, ese es el factor que pone en movimiento los recursos que a cada miembro de la especie humana le han sido conferidos, para que ese “nuevo” nacimiento se manifieste.

Ya el símbolo del Atlachinolli hace evidente, que la unión del agua y el fuego es lo que determina la generación y regeneración de los seres y de las cosas. Se ha llegado el tiempo de reconciliar al nagual, con el tonal, en el más amplio sentido que esto implica.

Explicando el concepto, mediante la escultura Olmeca:
Las esculturas Olmecas, aluden reiterativamente al hombre-jaguar, poseen el rasgo característico de una V, una apertura que corona su cabeza, el simbolismo de la cueva es una constante, mostrando a los personajes surgiendo de ella, con un bebe en brazos, los adornos de fuego en el rostro y cabeza son elocuentes, indudablemente que están mostrando un camino para la conversión de la materia en luz.

Dicha tarea solamente puede ser llevada a cabo por el ser humano encarnado, es decir poseedor de un cuerpo. Su tonal es el recipiente en el cual se realiza el trabajo de “reconciliación de los opuestos”.

De la unión consciente del tonal y el nagual, se produce un nuevo nacimiento “de aquel que no tiene padre, ni madre”, que nace de la voluntad del intento.

El Jaguar está siempre presente en el universo Olmeca., ya que él es  guardián del reino del nagual, ello  indica que solamente en el nagual es posible ingresar a la sagrada cueva.

La cueva alude al viaje al interior del propio ser, al reino de las “sombras”, yendo al encuentro de la realidad luminosa, de la luz “perdida”, que la voluntad debe recuperar, para  crear la conciencia de la totalidad luminosa de su ser, logrando con ello la transmutación suprema, el nacimiento en la luz, ello le hace digno de portar el doble símbolo de la X, del Nahui Ollin, mostrando las claves que acompañan al “dos veces nacido”.

Las claves han estado ahí por siglos, repitiéndose en cascada infinita de diversas formas en todo el Anahuac, es la herencia de los sabios de pasados tiempos, el regalo que la Serpiente Emplumada, el Señor del Tiempo, Quetzalcóatl, le hace a los hijos del Quinto Sol, para que llegado el tiempo oportuno que es ahora, con la influencia cósmica que recibimos, impulsando “hacia el centro”, la antigua sabiduría nos mostrase las mismas constantes, por múltiples caminos.

El tema asociado con lo Olmeca es “joven”, son nuestros Abuelos indudablemente, más el descubrimiento formal de ellos, a través de su monumental escultura, fue apenas en el siglo pasado.

De hecho es desconocido su nombre real, es usada la referencia hecha por los Mexicas, los cuales les llamaban “habitantes del país del hule”.

Más evidentemente, todo lo descubierto hasta ahora, pone en evidencia su mensaje, el cual convoca a ponernos en movimiento,  buscando armonizar las diferentes realidades con las que coexistimos.

Ello ha llevado a que en la región Olmeca, desde años atrás se diera una intensa actividad, aplicando y mostrando claves, rutas de peregrinaje, que permanecieron ocultas por siglos.

Una de las varias actividades en las que he participado, invitada por Jesús Fabián Ortiz, fue en el 2007, en la llamada “Cumbre Olmeca, Retorno de Quetzalcóatl”.

Durante cuatro días de intensa actividad ceremonial, se encendieron varios Fuegos Sagrados, varias Hogueras, incluido lo que se ha seguido llevando a cabo anualmente, en diversos sitios del Anahuac, con el nombre bien conocido de Fuego Nuevo.

En esta ocasión, con relación a las actividades referidas en el 2007, en la región Olmeca, hare referencia al primer fuego que se encendió:
Esto se llevó cabo precisamente en el lugar en donde el último Quetzalcóatl conocido, Ce Acatl Topilzin, es envuelto por un fuego abrazador, que le convierte en LUZ.

La historia ubica el acontecimiento en la desembocadura del río Coatzacoalcos, donde el río y la mar se unen.

Antes de continuar, reitero la importancia del lugar, ya que nada es casual. Ce Acatl Topilzin Quetzalcóatl, debe haber tenido una buena razón, para convertirse en Luz, en un sitio de la región Olmeca.

Adicionando a ello lo que ahora la ciencia nos dice, que esa zona es la de mayor actividad energética del planeta, ubicada en el paralelo 19.5.

En la ceremonia referida, llevada a cabo en noviembre del 2007, se encendió el Fuego Sagrado sobre la mar, manifestando con ello, entre otras cosas, la honra a Quetzalcóatl, conmemorando su actuar, aspirando a su “retorno”.

Llevando a cabo con nuestro hacer, la conciencia del profundo significado de Atlachinolli, la integración funcional de los opuestos, del agua y del fuego, cuya unión determina la generación y regeneración de los seres y las cosas.

Desde ese entonces, hasta ahora, la actividad ritual y ceremonial ha sido intensa, en compañía de otras hermanas y hermanos, que generosamente nos entregamos a ello por voluntad propia.

En conjunto, hemos preparando actividad ritual y ceremonial para el presente año  y el 2012, en fechas de evidente influencia cósmica, previstas en las cuentas del tiempo de los sabios del Anahuac.

Todo ello manifiesta la vigencia, de una filosofía, de un conocimiento, presente en el Anahuac desde lejanos tiempos, mostrado por los Olmecas a través de su corpus escultórico, el cual trasciende los límites de lo evidente, hablándonos con el lenguaje imperecedero de los antiguos símbolos de sabiduría.

En el Anahuac, a diferencia de otras culturas, el arte estaba íntimamente ligado a lo sacro. En el artista residía la responsabilidad de manifestar obras que expresaran a través de los símbolos, las verdades eternas.

El símbolo reúne en sí mismo la síntesis de un conjunto de ideas, viaja a través del tiempo conservando intacto su significado profundo, no pierde su virtud original. Por ello entre otras cosas, el mensaje de la Serpiente Emplumada, de Quetzalcóatl, propone el camino del arte, como vía de perfeccionamiento y trascendencia.

Quizá incluso, es una sugerencia para que nos atrevamos a mirar la obra del artista de pasados tiempos y despertar la conciencia.

La ley de los ciclos nos convoca a dar un paso trascendente, avanzar y convertirnos en Luz, más todo ello requiere de un ingrediente sin el cual es imposible acceder a ello: Voluntad.

El ser humano es un modelo a escala del universo, lo que sucede en el gran universo (macrocosmos), influye en nuestro pequeño universo (microcosmos), la perfecta cronología de los sabios del Anahuac, nos muestra que es ahora el tiempo profetizado, el final del Quinto Sol, la entronización del nuevo Sol, Nahui Cuahtli, en el que se hace un llamado al cambio y a la renovación.

Tomemos la oportunidad, es un privilegio.

Con Amor Inphinito: Lolita Vargas Malinalticitl
de Lolita Vargas,

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